26/6/11

¿Y dónde quedó la amistad?


Cierra tus ojos y piensa en mí. 
Pronto estaré ahí para iluminar incluso tu noche más oscura.

Carole King

Día a día confirmo lo complicado de las relaciones personales. En esencia, los seres humanos tenemos tantos elementos biológicos, psicológicos, sociológicos, históricos y teleológicos comunes, que supondrían la simpleza de la vinculación. Sin embargo, la realidad es distinta, ya que la vida está marcada por eternos encuentros y desencuentros.

Esta complejidad es inevitable, dada nuestra innata sociabilidad. Los anacoretas son vistos como bichos raros en un planeta cada vez más globalizado e interdependiente. En ese tenor, la adaptabilidad a un mundo en constante cambio es indispensable: no hay más que entenderlo y asimilarlo de la mejor manera posible.

En la hipermodernidad descrita, se ha generalizado el llamar “amigo” a todo el que conocemos, cuando puede que, quien antes merecía tener ese título, aún no haya llegado a nosotros. Luego, tienen esa categoría condiscípulos, seguidores en las redes sociales, compañeros de trabajo, gente del gimnasio, del círculo de lectura o de la taberna. Hoy es muy fácil tener un millón de amigos.

Empero, muchas de esas relaciones están marcadas por la transitoriedad, los intereses, el egoísmo y la oportunidad. No pregono que se eviten, al contrario, son necesarias, ya que pueden darnos alegría y enseñanza; esa interacción, bien entendida, forma parte de lo que contribuye a nuestra perenne búsqueda de la felicidad. Así es el amigo de estos tiempos, hay que comprender, aceptar y adaptarse de buena manera. 

Confieso que definía a la amistad a la manera de Aristóteles, es decir, como "un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas". El saber contar, el dar sin esperar,  el aceptar lo que somos, el congratularse de éxitos y compartir fracasos, eran sus lugares reservados; hoy, todo eso se ha difuminado.

Así, muy pocos pueden jactarse de tener a su lado a una persona así, de las de antes, y digo solo una, ya que dos sería excepcional. Y dada su rareza, cuando algo así sucede, la mayoría toma el sencillo camino de la suposición, de la sospecha o de la calumnia, dándoles un carácter que no tienen ni lo pretenden alcanzar.

Ahora, ¿cómo llamarle en estos momentos a esas singulares y caducas relaciones? Si tanto los académicos de la lengua, como los poetas, se han anquilosado en hallar el adjetivo adecuado, aventurado sería proponer una palabra que las defina; por eso, mientras no la tengan de una forma concreta, para mí son simplemente relaciones "sin etiquetas”, de naturaleza abstracta, mismas que están plenas de sustancia y tienen mucho más que la amistad de hoy. ¿Cuál es el nombre adecuado para eso? En realidad no importa: dichoso es quien puede construir algo semejante.

En mi vida, mi mejor "sin etiquetas" aconseja, no calla, jamás complace, acompaña, está presente, se preocupa, guía, se confiesa, comparte, escucha, acepta y da lo mejor que tiene. Y lo extraordinario de esta singular relación es su reciprocidad. Me atrevo a decir que no se espera nada porque se sabe que se tiene. 

En este ideal, la edad no importa; el origen y el pasado son secundarios; la experiencia se edifica en conjunto y de momento a momento; nadie sabe qué sucederá mañana: hoy estamos, vivimos y disfrutamos. Es nuestro particular lugar del nunca jamás, donde el tiempo no corre ni la prisa abruma.

Aquí el tiempo de siembra no termina y es continuo. Crecemos y creamos cada instante, y nunca nos dejamos, aunque físicamente no estemos, ya que el pensamiento es buen puerto para hallarnos.

Sé que no todos tendrán la fortuna de construir algo semejante. Se requiere paciencia, entrega, desinterés y, sobre todo, confianza. Si acaso llega, será en el momento preciso. Nuestra existencia está plena de sabias casualidades.

El mundo gira y nos hace avanzar. En esa medida, pienso que cada vez nos sentiremos más solos entre un mar de voces. Por eso, cuidemos a la gente que estimamos como un real tesoro…  ya habrá tiempo de pensar en nuevas etiquetas. 














8 comentarios:

  1. Todos deberían tener uno, pero pocos somos los que logramos encontrarlo y con la certeza de que, si algún día lo perdemos, será por ley de vida y será el único.

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  2. La personalidad de cada uno de nosotros es única aunque nuestras inseguridades hacen que tomemos formas que no nos corresponden

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  3. mi mejor sin etiquetas siempre esta ahí para apoyarme y darme fuerza para lograr mis metas.

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  4. Actualmente tener un verdadero amigo es difícil, ya que encontramos en la vida muchas personas con las que tenemos varias afinidades y a las que les tomamos cierto cariño, es por eso que ahora la palabra "amigo" se ha utilizado para nombrar a toda persona a la que le tenemos cierto cariño, pero en realidad un verdadero amigo sólo se encuentra una vez en la vida y estará incondicionalmente en las buenas y en las malas.

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  5. A donde vamos a parar si todo lo que sabemos hacer hoy es comunicarnos por medios electrónicos.

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  6. La gente que se queda en el camino , no queda mas que recordarla quizás no haya valido tanto la pena si por ti no quedo , lo importante es determinar a ciencia cierta quienes quieres que siguen en tu vida sin importar cuanto tiempo haya pasado.

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  7. Faby Benavides26/9/11 3:03 p. m.

    El verdadero amigo es aquel que a pesar de saber como eres te quiere. Se muestran mutuamente tal y como son sin temor al que dirá.

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  8. Aquella persona con la que puedes contar siempre

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