31/5/11

"Al lector". Rafael Cadenas


LOS QUE HACEN las reglas
no quieren que hablemos
nosotros
sino
las palabras.

Desean
hacernos desaparecer
de la página;
pero no nos resignemos.
Somos viejos actores.

30/5/11

"Oda a la Alegría". Friedrich Schiller, adaptada por Ludwig van Beethoven

¡Oh amigos, cesen esos ásperos cantos!
¡Entonemos otros más agradables
y llenos de alegría!
¡Alegría, alegría!

¡Alegría, bella chispa divina,
hija del Elíseo!
¡Penetramos ardientes de embriaguez,
oh, celeste, en tu santuario!

Tus encantos atan los lazos
que la rígida moda rompiera;
y todos los hombres serán hermanos
bajo tus alas bienhechoras.

Quien logró el golpe de suerte
de ser el amigo de un amigo.
Quien ha conquistado a una noble mujer
¡Qué una su júbilo al nuestro!

¡Sí! Que venga aquel que en la Tierra
pueda llamar suya siquiera a un alma.
Pero quien jamás lo ha podido,
¡qué se aparte llorando de nuestro grupo!

Se derrama la alegría para los seres
por todos los senos de la Naturaleza.
Todos los buenos, todos los malos,
siguen su camino de rosas.

Ella nos dio los besos y la vid,
y un amigo probado hasta la muerte;
Al gusanillo fue dada la voluptuosidad
y el querubín está ante Dios.

Alegres como vuelan sus soles,
a través de la espléndida bóveda celeste,
corran, hermanos, sigan vuestra ruta
alegres como el héroe hacia
la victoria.

¡Abrácense 
millones de seres!
¡Este beso es al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
debe habitar un Padre amante.

¿Se arrodillarán, millones de seres?
Mundo, ¿presientes al Creador?
¡Búscalo por encima de las estrellas!
¡Allí debe estar su morada!

29/5/11

Mi memorial del convento


En los últimos años se han desarrollado una serie de herramientas tecnológicas que nuestros antepasados difícilmente las creerían, sobre todo por la velocidad en que se transmiten las ideas.

Uno de estos instrumentos, resultado de las nuevas redes sociales, y de los principales medios de comunicación, es Twitter, el cual está al alcance de millones de usuarios y nos permite estar en contacto, a cualquier hora, con gente de todo el mundo.

Me he vuelto un asiduo tuitero, lo admito: llevo más de seis meses que lo utilizo de manera cotidiana, primero por curiosidad, luego por diversión y, ahora, porque se ha convertido en parte de mi vida. Al principio, como es lo más común, sentía desconfianza: leía los primeros tuits de varios seguidores y muchos comentaban "Estoy probando", "Me obligaron", "Es estúpido"; hoy han publicado más de dos mil tuits.

Al involucrarme y conocer sobre el tema, el ego se apoderó de mí y lo único que pensaba era en tener más seguidores. Además, me impuse la obligación de hacerme amigo de gente importante y famosa, partiendo de cero, ya que, en algunos casos, no existía contacto alguno. Basado en la experiencia de que esta red te va nutriendo de manera continua, entendí que, para crecer aquí, solo depende de la calidad de lo que publicas, y que las listas con mayor o menor número de seguidores no tienen ningún valor si no están realmente sustentadas.

Este medio de comunicación me ha generado afinidades y enemistades, coincidencias y críticas, todo en virtud de mis opiniones. En fin, uno es la suma de sus aciertos y errores. He ido modificando mis tendencias, reafirmando que el derecho, mi profesión, no es el único tema que existe; el ser mesurado en el número de tuits para no aburrir y, lo más importante, ser selectivo en la búsqueda de buenos textos. Me gusta leer, escribir y que mis mensajes sean leídos, en ese orden; pero renunciar a tuitear libremente mis convicciones para ser popular, nunca será mi estilo. No le dedico tiempo a esto para pelear. En resumen, busco leer cosas interesantes, y si el tema me motiva, escribo algo. Nada más. 

Twitter no es antónimo de vida. Al contrario, en mi timeline digo lo que quiero, siempre tengo la razón y no me arrebatan la palabra. Aquí me pasa como cuando estoy en una buena mesa, con una charla agradable: sé que me tengo que ir, mas no puedo ni quiero.

Sigo a tuiteros que no me siguen, lo que a veces es preferible. En principio leo y luego escribo. Pienso que, a veces, vale más ganarse un faveo (marcar como favorito) de quien uno admira, que cien retuits.

Uno encuentra de todo en Twitter, grandes poetas, abogados íntegros, analistas de respeto, trolls, stalkers, sextuiteros, chatuiteros, políticos en campaña, alcohólicos anónimos, corazones solitarios, clubes de optimistas, sociedades de poetas muertos, famosos de postín, juglares y agoreros, pero lo más importante, gente sencilla que, quizá por primera vez en su vida, tiene un espacio válido para expresarse. Es otro México.

Aquí todos los días se hace literatura, muchas veces de la mejor, incluso superior a lo que se imprime; puedo mencionar nombres de creadores que, día con día, van construyendo buenas letras. Un tuit no es efímero, tú lo haces eterno con una estrella. El favear un tuit es como la película que atesoramos, la canción que nos define, la cita que marca, son las letras exactas en el instante preciso. Con cada faveo vamos construyendo nuestro íntimo y personal volumen de recuerdos y experiencias. Twitter, en esencia, no son solo 140 caracteres. Puede ser armonía, sencillez y belleza. Si eso no es literatura, entonces qué.

Empero, Twitter es aún más: es noticia, es fuente de información, de escándalo, de nota roja, gris o amarilla, es política, es grilla, es publicidad, es fiesta, es vivencia y es todo lo que ustedes quieran que sea, dependiendo de a quién decidan leer y de lo que ustedes publiquen. 

Usarlo me ha permitido relacionarme con gente entrañable que de otra manera jamás hubiera conocido. Lo he reafirmado. Me voy a tomar una libertad: armen su timeline como ustedes gusten, ésa es la esencia en la que pensó Jack Dorsey; no obstante, en la medida de lo posible, dejen un espacio para la gente de buena fe, la que aporta y comparte, la que suma y no resta, la que construye y no destruye… de inquina, mala vibra y envidia, la realidad está plena, ¿es necesario traerla a nuestra comunidad virtual?

Por otra parte, al ser un enlace de nivel mundial y directo con cada uno de sus integrantes, Twitter deja a un lado el posible filtro y manejo parcial de la información por parte de intermediarios, lo cual lo hace un foro libre de toda censura y discriminación en cuanto a las ideas que ahí se manifiestan. Es un derecho que conquistamos, pero a la vez, es una responsabilidad.

No quiero abusar contando la manera en que he ido construyendo mi estilo personal de usar esta red: cualquiera que pretenda dar cátedra sobre esto está fuera de la realidad, ya que en esto no hay normas, la libertad absoluta campea. Sin embargo, en mi vivencia voy confeccionando un catálogo de reglas de ética personal, mis instrucciones para convivir en Twitter, las cuales comparto:

1. Nunca lo utilices como messenger o algo similar.

2. No lo satures con comentarios sosos. Si de por sí el parloteo en la vida es insufrible.

3. El uso de etiquetas o hashtags es no sirve para nada y es espantoso. Es como tuitear 140 caracteres comprimidos en WinRAR. Qué flojera descargarlos.

4. El follow friday (FF) sirve para recomendar buenos tuiteros, no para saludar a la barra de condiscípulos. La amistad no se demuestra con recomendaciones sin ton ni son.

5. Si un tuit te gusta a ti, primero hazlo tu favorito, marcando la estrella. Retuitear es querer compartir algo valioso. Hay veces que solo un faveo basta, ya que el sentimiento es nuestro, de nadie más. 

6. Tener protegida la cuenta en Twitter me parece absurdo. Aquí se comparte información, no es Wikileaks. Si la tienes, no te molestes en favear o retuitear, ya que no sirve para los que nos interesa saber si lo que publicamos gusta o no.

7. Es de mal gusto retuitear las menciones o las recomendaciones que de ti hacen. A nadie le importan.

8. Si vas a retuitear, hazlo en el tuit, no copies y agregues "jajaja", "+1000", ":)" u otras. No hagas retuit del retuit, saturas, le robas crédito al autor original y además, luce horrible.

9. No escribas tus tuits con puras letras mayúsculas. No es necesario gritar.

10. Si no quieres ser bloqueado, modera tu florido lenguaje. En pulcro español, lo que sea.

11. Si te equivocas en un tuit, no tengas empacho en borrarlo. 

12. Tuitear mucho, por muy culto que te sientas, cansa. Al final, nadie te faveará. Si tienes mucho que decir, tal vez lo tuyo sean los blogs.

13. En la vida, como en Twitter, hay cosas tan obvias que no requieren explicación. Si sigo a David Faitelson, pues no me enojo si tuitea deportes.

14. La verdad, tuitear es muy divertido. No pierdas la capacidad de reírte de ti mismo.

15. Palabras horrorosas: "me sigues y te sigo". El trueque es una figura en desuso. Si sigo a un tuitero es porque me interesa lo que escribe. Aquí vengo a leer, no a sumar.

16. Si te dejan de seguir, no pasa nada. Quizás un poco de reflexión sobre cómo tuiteas bajará el índice de unfollows. Al revés, no tengas dudas para dejar de seguir a gente que no sea acorde con lo que buscas. 

17. No satures tu timeline de manera que pierdas la capacidad de leer. El límite tú mismo lo marcas.

18. El respeto, el saber agradecer, la tolerancia y la prudencia, son valores que hacen que valga la pena seguir aquí.

19. Si citas textual, nunca dejes de mencionar al autor original. No hacerlo es un vulgar plagio.

20. Si no tienes nada bueno que decir, dale valor a tu silencio.

21. Piensa para tuitear, no tuitees para pensar.

26/5/11

"Nadie conoce a un hombre mejor que su mejor adversario". Ray Loriga

                                       
En lugar de pedir una olimpiada deberíamos pedir a Bobby Fischer. Nos ahorraríamos una pasta. Las cosas suben de precio porque todo el mundo quiere lo mismo al mismo tiempo. Por eso hay que andar untando al COI.
A Bobby Fischer en cambio no lo quiere nadie, así que me imagino que debe estar muy barato. No hay nada más absurdo que encerrar a un hombre por jugar una partida de ajedrez, a veces parece que de verdad nos hemos vuelto todos locos. Bobby Fischer va camino de convertirse en un hombre sin patria, en un hombre libre. Quitarle a un hombre su patria es como pegarle alas en la espalda, poco importa la cárcel en que le metan. Fischer nunca vio otra cosa que los agujeros de la trampa, los movimientos imposibles que uno tras otro iban construyendo en futuro imaginado la muerte segura de un rey simbólico. Spassky, su eterno enemigo en el tablero, ya ha pedido que le encierren en la misma celda. Está dispuesto a entregarle sus derrotas una y otra vez hasta el fin de los tiempos. Nadie conoce a un hombre mejor que su mejor adversario, nada une tanto como una espada que acorta la distancia entre los guerreros y alarga un puente entre los vivos y los muertos. En un mundo de cobardes impresiona ver a dos hombres tan valientes y no cabe duda de que ambos merecen la cárcel por atreverse a desertar de la absurda lógica que rige la sociedad de los justos. El infierno no tiene llamas sino nombres escritos en pasaportes de cartón, en  listas de espera, en declaraciones de hacienda. Las reglas del juego definen la derrota de todos y cada uno de nosotros. Bobby Fischer ha entendido por fin, puede que lo supiera siempre, que la libertad está dentro. Un hombre encerrado y solo, sin patria, sin nombre, no puede ser ya torturado por el orden de las cosas. Bobby Fischer tiene la barba desquiciada de los náufragos y el gesto retorcido de la locura y el paso lento de los sabios. No hay aspiración mas noble que la de salir de este mundo, de este infierno, desnudo, con la frente muy alta y los pies por delante. No hay causa mejor que la de acabar de una vez por todas con los hilos que nos unen. Lo que ignoran todos esos pesados niñatos antiglobalización que se dedican a perseguir al Fondo Monetario Internacional con sus insufribles bongos es que el mal que gestionan los poderosos es el mismo mal que asocia a los miserables. Cada vez que estrechamos una mano, cada vez que aceptamos un favor, cada nombre que aprendemos, contribuye decisivamente en la edificación de nuestro infierno.

Una organización antisistema es una grotesca contradicción. Solo la voz de un hombre puede alzarse sobre el ruido del resto de nosotros. No hay más guerra que esa, ni hay más patria que una barba y un par de manos vacías y un juego infinito en la cabeza, lleno de reyes muertos.

Fischer escupió sobre una carta de Washington que le conminaba a no violar el embargo contra Yugoslavia, con el mismo desprecio con el que antes había escupido sobre la gloria, con el mismo desprecio con que al final, como Boris Vian, escupirá sobre nuestras tumbas. Ya lo decía santa Teresa, renunciar al mundo es la única manera de encontrar a Dios. Un Dios que tiene seguramente la barba blanca de Bobby Fischer y los ojos enloquecidos de cualquiera.

Ya no hay embajada que le guarde ni país que lo reclame. Solo le quedan amigos. Algunos tan bravos como Spassky y otros tan cobardes como yo.

Deberíamos cambiar nuestros sueños olímpicos por Bobby Fischer. Tendríamos que traerlo a Madrid en un avión privado y regalarle una plaza en la que él mismo fuera su propia estatua y dejar que los niños le miren y que las palomas se le caguen encima y dejar también que los enamorados se besen bajo su sombra. Un hombre libre es como un fantasma. Una presencia imaginada que nos recuerda lo que llegaremos a ser algún día, cuando la muerte nos separe.

"Decir, hacer". Octavio Paz

Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

(A Roman Jakobson)              

23/5/11

"Melody"


Revisando el libro del chileno Alberto Fuguet, Las películas de mi vida, rememoré la cinta inglesa Melody, la cual no hay cuarentón que se precie de tener buenos recuerdos al que no haya dejado marcado, quizá como el primer amor. Es un filme de 1971, con Mark Lester (Daniel Latimer) y la hermosa Tracy Hyde (Melody Perkins), que raramente tuvo solo éxito en Latinoamérica y en Japón, lo que hace díficil verle hoy en algún tipo de formato. El soundtrack es clásico, con el sónido de los Bee Gees (In the Morning, Melody Fair y To Love Somebody) y de Crosby, Stills, Nash and Young (Teach Your Children).

Recuerdo estar parado delante de la puerta del cine mirando el rostro de Melody Perkins: en una época en que el amor era una mixtura entre atracción y fantasía, misma que nos confundían a los nueve o diez años. Lo que sí puedo decir es que yo, como muchos, estabamos enamorados de ella. Nuestro amor duró las cerca de ocho veces que vi esta entrañable historia.

La trama discurre alrededor de unos jóvenes de la misma edad; de cómo se enamoran; sus amistades y sus travesuras, pasajes que a todos nos gustaría vivir, pero que siempre vemos solo en la ficción. Los chicos se prometen amor eterno y deciden casarse, se lo comunican a los padres, pero lo que no entenderán es que lo quieren llevar a cabo lo más pronto posible. Hay una fuga, una boda y mucha música. Honestamente, les recomiendo que la encuentren y la vean.

22/5/11

"Lost in translation"


En el recuento de buenas películas que vi la última década, ahora toca el turno a Lost in translation (2002), dirigida y escrita por Sofia Coppola, en la que hasta el momento ha sido su mejor trabajo, ya que le valió la primera nominación para una directora en el Óscar; además de ganarlo por el guión, con la actuación de los excelentes Bill Murray y Scarlett Johansson.
Bob Harris (Murray) es un actor maduro en decadencia. Su presencia en Tokio tiene que ver con un contrato publicitario para promover una marca de whisky, pero se percibe que huye de un cierto hundimiento existencial. Charlotte (Johansson) es una joven recién casada que rápidamente se encuentra sola, intentando comprender ese vacío que nace en su interior. Ambos comparten un espacio común, un aséptico e impersonal hotel que, en cierto modo, les protege del otro gran protagonista de la historia: la misma ciudad de Tokio, una megaurbe que no llega a ser hostil, pero está llena de luz de neón, ruido y de una cultura extraña para ellos, que aumenta aún más su confusión interior, esa indefinible sensación de ausencia y de pérdida. Están destinados a encontrarse y a entenderse.

Dicha soledad de dos personajes totalmente distintos, que se encuentran en un entorno adverso, marca la pauta de este filme. Los silencios que hablan, la insatisfacción, el aburrimiento, la sensualidad insinuada, el naufragio personal y las miradas, sobre todo las miradas, definen la relación entre dos seres que saben que al final no puede ser, pero en esencia, lo suyo quizás es amor. El susurro final entre los dos nos lleva al arrobamiento. Lost in translation siempre perdurará en la memoria por un final apoteósico, de una belleza tal que provoca que broten con facilidad esas lágrimas que solo pueden surgir de la emoción pura y nunca manipulada, un final tan inmejorable como inolvidable. Mi diálogo favorito es el siguiente:

Charlotte: Estoy perdida. ¿Eso tiene arreglo?
Bob Harris: No. Sí. Ya se arreglará.

Charlotte: ¿De veras? Fíjate en ti.
Bob Harris: Gracias. Cuanto más sabes quién eres y lo que quieres, menos te afectan las cosas.
Charlotte: Ya. Es que aún no sé lo que quiero ser… ¿Sabes? Quise ser escritora pero odio lo que escribo y…
Bob Harris: Ya lo averiguarás. No te preocupes por eso, sigue escribiendo.
Charlotte: Pero es que soy mala.

Bob Harris: —Eso es lo bueno.

21/5/11

"Eternal sunshine of the spotless mind"



Para mí, el ejemplo de lo que debe ser una película que verse sobre los sentimientos, la memoria, los recuerdos y el amor, es Eternal sunshine of the spotless mind (2004); misma que fue dirigida por Michel Gondry, con las actuaciones de Jim Carrey y de Kate Winslet, pareja que se acopla a la perfección. Esta cinta ganó el Óscar al mejor guión original (Charlie Kaufman), quizás por ser el más innovador en años, por lo menos para la industria estadounidense. 

Joel (Carrey) es un solitario que busca a alguien con quien compartir su vida. Un día conoce en un tren a Clementine (Winslet), una mujer impulsiva que acabará siendo parte importante de su vida. Todo esto cambiará cuando ella decide romper la relación y además se somete a una operación de lavado de cerebro para borrar los recuerdos. Dolido, Joel opta por lo mismo, con la salvedad de que en el momento de la operación, su memoria se subleva.

Eternal sunshine es un intenso melodrama obsesivo y personal que marca su originalidad en el intento de resolver en sueños lo que uno no fue capaz de solucionar en la realidad. Es una historia de corazones rotos que interpela sobre la vida y el olvido, entendiendo que el amor es lo único por lo que vale la pena seguir por aquí.

Apasionadamente melancólica; dolorosamente optimista, es una comedia romántica tan peculiar que se podría definir con palabras de sentido casi antagónico, ya que nos reafirma que la vida no es un simple maniqueísmo, que no hay ni blancos ni negros y, mucho menos, finales felices, ya que somos seres humanos, con todos nuestros aciertos y equivocaciones, en un perpetuo retorno.

El filme tiene citas tan memorables como “puedes borrar a una persona de tu mente, sacarla de tu corazón es otra historia“hablar continuamente no significa siempre comunicarte o “es doloroso pasar tanto tiempo con alguien solo para descubrir que es un desconocido. Para concluir este breve homenaje, el título de la película está basado en un poema de Alexander Pope, del cual prefiero la siguiente traducción:

¡Qué felices son los inocentes!
Olvidando al mundo y por éste olvidados.
¡El eterno resplandor de una mente sin recuerdos! 
Cada plegaria aceptada y con cada una, una renuncia.

Una mirada a "La joven de la perla" de Johannes Vermeer


Aunque ya conocía esta pintura, me obsesioné con ella al ver la película sobre ella con la hermosa Scarlett Johansson y luego, en consecuencia, leer la novela de Tracy Chevalier. El querer saber todo sobre ella y la vida de su autor, me tuvo ocupado un buen rato.

Esta obra maestra también es conocida como “Muchacha con turbante” o La Mona Lisa del Norte”. Son pocos los datos que se tienen de Johannes Vermeer, aunque es probable que haya sido discípulo de Carel Fabritius. Se cree que nunca se dedicó profesionalmente a la pintura, sino que vivió del hostal y del negocio de marchante de arte heredado de su padre.

Se supo de él hasta mediados del siglo XIX; a partir de ese momento, ha suscitado un creciente y apasionado interés. Dejó solo dos lienzos fechados: La alcahueta (1656) y El geógrafo (1668), lo que dificulta la confección de un catálogo cronológico, sumando el hecho de que en ciertos cuadros figuran fechas y firmas apócrifas, y por la incertidumbre existente acerca de sus obras de juventud, mismas que versaban sobre temas religiosos.

Vermeer prefería temas de género burgués, cargados de símbolos y de intenciones morales; reproducía las costumbres y el ambiente de los Países Bajos, lo que se refleja en sus dos únicos paisajes conocidos, La callejuela y La vista de Delft. Era un artista de inusual  temática, de una enorme fuerza en la composición y en el empleo de pocos colores, claros y brillantes.

En un viaje a Holanda pensé equívocamente que la obra se encontraba en el impresionante  Rijksmuseum de Ámsterdam. No fue así. Mi desilusión en aquella ocasión me impidió apreciar a cabalidad las obras que ahí se muestran de Rembrandt van Rijn y del mismo Vermeer .

No podía morirme sin verla. En ese mismo viaje, con el tiempo encima, literalmente volé a La Haya a un pequeño museo, el Mauritshuis, lugar donde en el segundo piso se expone. Llegó ahí por un legado de A. A. de Tombe en 1902, quien a su vez la compró en una subasta en La Haya en 1881, por tan solo dos florines y treinta céntimos.

La impresión que genera la pieza es enorme. A pesar de sus pequeñas dimensiones (44.5 x 39 cm), la carga emocional, los finos trazos de Vermeer y la serena belleza de la anónima modelo, fiel representante de la típica y cristalina tranquilidad que caracteriza a la mayoría de las obras del genio de Delft, bien vale una misa.

"Little Miss Sunshine"


Una de mis películas de toda la  vida  es Little Miss Sunshine (2006). Este filme de bajo costo, con un guión muy original, nos lleva de la franca carcajada al entrañable cariño por los Hoover. En una rara combinación de comedia dramática, se narran los problemas de una familia "disfuncional" en un viaje a un concurso de belleza infantil.

Nunca había visto una comedia tan triste, tan descarnada, tan de terminar con los ojos humedecidos, ya que en esencia es una historia de perdedores, de gente insatisfecha, pero que en conjunto, a su manera, son felices y lo intentan: eso es un ganador en mi opinión.

La escena final, además de ser realmente graciosa, es el claro ejemplo de que el éxito no se logra a través de sueños artificiales y de que aceptar nuestras limitaciones resulta la mejor autoayuda que cualquiera pueda obtener. 

No hay películas que puedan entrar a mi catálogo personal si no me regalan una buena frase. De  Little Miss Sunshine es "un perdedor es el que tiene tanto miedo de no ganar que ni siquiera lo intenta".

Little Miss Sunshine obtuvo dos premios de la Academia, uno para Michael Arndt, por el mejor guión original, y el otro para Alan Arkin, por el mejor actor de reparto. El elenco se completa con Toni Collette, Greg Kinnear, Beth Grant, Paul Dano y una deliciosa y adorable Abigail Breslin. Para completar, el soundtrack es muy bueno, destacando Till the End of Time, por DeVotchKa, del cual comparto el video. 


19/5/11

Discurso de Lou Gehrig en el Yankee Stadium


Amigos, las últimas dos semanas han estado leyendo acerca de la mala suerte que tengo. Sin embargo, hoy me considero el hombre más afortunado en la faz de la tierra. He estado en estadios de béisbol durante diecisiete años y nunca he recibido nada más que la bondad y el ánimo de los aficionados.

¡Miren a estos hombres magníficos! ¿Quién de ustedes no lo consideraría el toque de luz de toda su carrera el asociarse con ellos para un día de uniforme? Estoy seguro, soy afortunado. ¿Quién no consideraría un honor haber conocido a Jacob Ruppert? También, al constructor del imperio más grande del béisbol, Ed Barrow. Haber pasado seis años con ese compañero maravilloso, Miller Huggins. Luego, haber estado nueve años con ese líder excepcional, ese estudiante elegante de la psicología, el mejor entrenador del béisbol de hoy, Joe McCarthy. Seguro, soy afortunado. Cuando los Gigantes de Nueva York, equipo que golpearía tus brazos derechos y viceversa, te envían un regalo, eso significa algo. Cuando hasta los jardineros y los niños en batas blancas te recuerdan con trofeos, eso es algo. Cuando tienes una suegra maravillosa que toma partido contigo en las disputas con su propia hija, eso es algo. Cuando tienes un padre y una madre que trabajan todas sus vidas de modo que puedas tener una educación y construir tu cuerpo, eso es una bendición. Cuando tienes una esposa que ha sido una torre de fuerza y ha demostrado más valor de lo que soñaba existía, eso es de lo mejor que conozco.

Así que termino diciendo que pude haber dado un mal paso, pero tengo un montón de cosas por que vivir. Gracias.

Discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford el 12 de junio de 2005


Tienen que encontrar eso que aman


Me siento honrado de estar con ustedes hoy en su ceremonia de graduación en una de las mejores universidades del mundo. Yo nunca me gradué de una universidad. La verdad sea dicha, esto es lo más cerca que he estado de una graduación. Hoy deseo contarles tres historias de mi vida. Eso es. No es gran cosa. Sólo tres historias.

La primera historia se trata de conectar los puntos

Me retiré del Reed College después de los primeros seis meses y seguí yendo de modo intermitente otros dieciocho meses o más antes de renunciar de verdad. Entonces, ¿por qué me retiré?

Comenzó antes de que yo naciera. Mi madre biológica era joven, estudiante de universidad graduada, soltera y decidió darme en adopción. Ella creía firmemente que debía ser adoptado por estudiantes graduados. Por lo tanto, todo estaba arreglado para que apenas naciera fuera adoptado por un abogado y su esposa; salvo que cuando nací, decidieron en el último minuto que en realidad deseaban una niña. De ese modo, mis padres que estaban en lista de espera, recibieron una llamada en medio de la noche preguntándoles: “Tenemos un niño no deseado; ¿lo quieren?”. Ellos dijeron: “Por supuesto”.

Posteriormente, mi madre biológica se enteró que mi madre nunca se había graduado de una universidad y que mi padre nunca se había graduado de la enseñanza media. Se negó a firmar los papeles de adopción definitivos. Sólo cambió de parecer unos meses más tarde cuando mis padres prometieron que algún día yo iría a la universidad.

Luego a los 17 años fui a la universidad. Sin embargo, ingenuamente elegí una universidad casi tan cara como Stanford y todos los ahorros de mis padres de clase obrera fueron gastados en mi matrícula. Después de seis meses yo no era capaz de apreciar el valor de lo anterior. No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y no tenía idea de la manera en que la universidad me iba a ayudar a deducirlo. Y aquí estaba, gastando todo el dinero que mis padres habían ahorrado durante toda su vida. Así que decidí retirarme y confiar en que todo iba a resultar bien. Fue bastante aterrador en ese momento, pero mirando hacia atrás fue una de las mejores decisiones que tomé. Apenas me retiré, pude dejar de asistir a las clases obligatorias que no me interesaban y comencé a asistir irregularmente a las que se veían interesantes.

No todo fue romántico. No tenía dormitorio, dormía en el piso de los dormitorios de amigos, llevaba botellas de Coca Cola a los depósitos de 5 centavos para comprar comida y caminaba once kilómetros, cruzando la ciudad todos los domingos en la noche para conseguir una buena comida a la semana en el templo Hare Krishna. Me encantaba. La mayor parte de las cosas con que tropecé siguiendo mi curiosidad e intuición resultaron ser inestimables posteriormente. Les doy un ejemplo: en ese tiempo Reed College ofrecía quizás la mejor instrucción en caligrafía del país. Todos los afiches, todas las etiquetas de todos los cajones estaban bellamente escritos en caligrafía a mano en todo el campus. Debido a que me había retirado y no tenía que asistir a las clases normales, decidí tomar una clase de caligrafía para aprender. Aprendí de los tipos Serif y San Serif, de la variación de la cantidad de espacio entre las distintas combinaciones de letras, de lo que hace que la gran tipografía sea lo que es. Fue hermoso, histórico, artísticamente sutil de una manera en que la ciencia no logra capturar, y lo encontré fascinante.

Nada de esto tenía incluso una esperanza de aplicación práctica en mi vida. No obstante, diez años después, cuando estaba diseñando la primera computadora Macintosh, todo tuvo sentido para mí. Y todo lo diseñamos en la Mac. Fue la primera computadora con una bella tipografía. Si nunca hubiera asistido a ese único curso en la universidad, la Mac nunca habría tenido tipos múltiples o fuentes proporcionalmente espaciadas. Además, puesto que Windows sólo copió la Mac, es probable que ninguna computadora personal la tendría. Si nunca me hubiera retirado, nunca habría asistido a esa clase de caligrafía y las computadoras personales no tendrían la maravillosa tipografía que tienen. Por supuesto, era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en la universidad. Sin embargo, fue muy, muy claro mirando hacia el pasado diez años después.

Reitero, no pueden conectar los puntos mirando hacia el futuro; solamente pueden conectarlos mirando hacia el pasado. Por lo tanto, tienen que confiar en que los puntos de alguna manera se conectarán en su futuro. Tienen que confiar en algo, su instinto, su destino, su vida, su karma, lo que sea. Esta perspectiva nunca me ha decepcionado y ha hecho la diferencia en mi vida.

La segunda historia es sobre amor y pérdida

Yo fui afortunado, descubrí  lo que amaba hacer temprano en la vida. Woz y yo comenzamos Apple en el garage de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos duro y, en diez años, Apple había crecido a partir de nosotros dos en un garage, transformándose en una compañía de dos mil millones de dólares con más de 4000 empleados. Recién habíamos presentado nuestra más grandiosa creación, la Macintosh, un año antes y yo recién había cumplido los 30. Y luego me despidieron. ¿Cómo te pueden despedir de una compañía que comenzaste? Bien, debido al crecimiento de Apple contratamos a alguien que pensé que era muy talentoso para dirigir la compañía conmigo, los primeros años las cosas marcharon bien. Sin embargo, nuestras visiones del futuro empezaron a desviarse y finalmente tuvimos un tropiezo. Cuando ocurrió, la Junta del Directorio lo respaldó a él. De ese modo a los 30 años estaba afuera. Y muy publicitadamente fuera. Había desaparecido aquello que había sido el centro de toda mi vida adulta, fue devastador.

Por unos cuantos meses, realmente no supe qué hacer. Sentía que había decepcionado a la generación anterior de empresarios, que había dejado caer la estafeta cuando me la estaban pasando. Me encontré con David Packard y Bob Noyce e intenté disculparme por haberlo echado a perder tan estrepitosamente. Fue un absoluto fracaso público e incluso pensaba en alejarme del valle. No obstante, lentamente comencé a entender algo: yo todavía amaba lo que hacía. El revés ocurrido con Apple no había cambiado eso ni un milímetro. Había sido rechazado, pero seguía enamorado. Y así decidí comenzar de nuevo.

En ese entonces no lo entendí, pero sucedió que ser despedido de Apple fue lo mejor que podía haberme pasado. La pesadez de ser exitoso fue reemplazada por la liviandad de ser un principiante otra vez, menos seguro de todo. Me liberó para entrar en uno de las etapas más creativas de mi vida. Durante los siguientes cinco años, comencé una compañía llamada NeXT, otra compañía llamada Pixar y me enamoré de una asombrosa mujer que se convirtió en mi esposa. Pixar continuó y creó la primera película en el mundo animada por computadora, Toy Story, y ahora es el estudio de animación más exitoso a nivel mundial. En un notable giro de los hechos, Apple compró NeXT, regresé a Apple y la tecnología que desarrollamos en NeXT constituye el corazón del actual renacimiento de Apple. Además, con Laurene tenemos una maravillosa familia. Estoy muy seguro de que nada de esto habría sucedido si no me hubiesen despedido de Apple. Fue una amarga medicina, pero creo que el paciente la necesitaba. En ocasiones la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza. No pierdan la fe. Estoy convencido que lo único que me permitió seguir fue que yo amaba lo que hacía. Tienen que encontrar eso que aman. Y eso es tan válido para su trabajo como para sus amores. Su trabajo va a llenar gran parte de sus vidas y la única manera de sentirse realmente satisfecho es hacer aquello que creen es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amando lo que hacen. Si todavía no lo han encontrado, sigan buscando. No se detengan. Al igual que con los asuntos del corazón, sabrán cuando lo encuentren. Y al igual que cualquier relación importante, mejora con el paso de los años. Así que sigan buscando hasta que lo encuentren. No se detengan.

La tercera historia es sobre la muerte

Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo parecido a “Si vives cada día como si fuera el último, es muy probable que algún día hagas lo correcto”. A mí me impresionó y desde entonces, durante los últimos 33 años, me miro al espejo todas las mañanas y me pregunto: “Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer hoy?”. Y cada vez que la respuesta ha sido “no” por varios días seguidos, sé que necesito cambiar algo.

Recordar que moriré pronto, constituye la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes elecciones de mi vida. Porque casi todo, todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el temor a la vergüenza o al fracaso, todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solamente aquello que es realmente importante. Recordar que van a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienen algo que perder. Ya están desnudos. No hay ninguna razón para no seguir a su corazón.

Casi un año atrás me diagnosticaron cáncer. Me hicieron un escaneo a las 07:30 de la mañana y claramente mostraba un tumor en el páncreas. Yo ni sabía lo que era el páncreas.
Los doctores me dijeron que era muy probable que fuera un tipo de cáncer incurable y que mis expectativas de vida no superarían los tres a seis meses. Mi doctor me aconsejó irme a casa y arreglar mis asuntos, que es el código médico para prepararte para la muerte. Significa intentar hablarle a tus hijos todo lo que pensabas en los próximos diez años, en unos pocos meses. Significa asegurarte que todo esté finiquitado de modo que sea lo más sencillo posible para tu familia. Significa despedirte.

Viví con ese diagnóstico todo el día. Luego al atardecer me hicieron una biopsia en que introdujeron un endoscopio por mi garganta, a través del estómago y mis intestinos, pincharon con una aguja mi páncreas y extrajeron unas pocas células del tumor. Estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me contó que cuando examinaron las células en el microscopio, los doctores empezaron a llorar porque descubrieron que era una forma muy rara de cáncer pancreático, curable con cirugía. Me operaron y ahora estoy bien. Fue lo más cercano que he estado a la muerte y espero que sea lo más cercano por unas cuantas décadas más. Al haber vivido esa experiencia, puedo contarla con un poco más de certeza que cuando la muerte era un útil pero puramente intelectual concepto.

Nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo no quiere morir para llegar allá. La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y es como debe ser porque la muerte es muy probable que sea la mejor invención de la vida. Es el agente de cambio de la vida. Elimina lo viejo para dejar paso a lo nuevo. Ahora mismo, ustedes son lo nuevo, pero algún día, no muy lejano, gradualmente ustedes serán viejos y serán eliminados. Lamento ser tan trágico, pero es muy cierto.

Su tiempo tiene límite, así que no lo pierdan viviendo la vida de otra persona. No se dejen atrapar por dogmas, es decir, vivir con los resultados del pensamiento de otras personas. No permitan que el ruido de las opiniones ajenas silencie su propia voz interior. Y más importante todavía, tengan el valor de seguir su corazón e intuición, que de alguna manera ya saben lo que realmente quieren llegar a ser. Todo lo demás es secundario.

Cuando era joven, había una asombrosa publicación llamada The Whole Earth Catalog, que era una de las biblias de mi generación. Fue creada por un tipo llamado Steward Brand, no muy lejos de aquí, en Menlo Park, y la creó con un toque poético. Fue a fines de los 60, antes de las computadoras personales y de la edición mediante microcomputadoras, por lo tanto, en su totalidad estaba editada usando máquinas de escribir, tijeras y cámaras polaroid. Era un tipo de Google en formato de edición económica, 35 años antes de que apareciera Google: era idealista y rebosante de hermosas herramientas y grandes conceptos.

Steward y su equipo publicaron varias ediciones del The Whole Earth Catalog y luego, cuando seguía su curso normal, publicaron la última edición. Fue a mediados de los 70 y yo tenía la edad de ustedes. En la tapa trasera de la última edición había una fotografía de una carretera en el campo temprano en la mañana, similar a una en que estarían haciendo autostop si fueran así de aventureros. Debajo de la foto decía: "Tengan hambre de vida, no sean conformistas". Fue su mensaje de despedida al finalizar. Tengan hambre de vida, no sean conformistas.                                      

Siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando se gradúan para empezar de nuevo, es lo que deseo para ustedes. Tengan hambre de vida, no sean conformistas.

Muchas gracias

"Tenían poco que decirse, pero que sencillo era sentirse unidos". Giani Stuparich

El hombre nacido en la isla estaba hecho para moverse por el mundo y para regresar a ella solo al final de sus días. Quien había atravesado cincuenta veces el Atlántico o navegado por el Pacífico, quien había corrido las aventuras propias de todas las tripulaciones por los distintos astilleros de Europa y América, no podía encontrar paz dentro de un huertecillo con sus hierbas aromáticas, mirando pasar las nubes sobre su cabeza, o admirando, mientras se acuna en una barquichuela, la superficie reverberante del puerto. Corría el riesgo de volverse como Fabricio que, con su larga cara amarilla llena de bolsas y los ojos húmedos, parecía un viejo mastín rabioso, atado a la cadena, que nunca se hubiera movido más allá de un radio de dos metros en torno a su perrera; o como Antonio que, desdentado, con la barbilla apoyada siempre en la empuñadura de su bastón, enrojecidos y mellados los párpados, parecía un pupilo de una casa de caridad para mendigos.
No, que no contaran con él en aquella pandilla refunfuñona; a él le bastaría, en el último momento, el rectángulo donde estaba sepultado su padre: allí se uniría con la árida tierra de su isla natal, y su nombre se grabaría bajo el nombre de su padre en la modesta piedra extraída de aquella misma tierra. ¿Se acercaba la hora? No le importaba saberlo. Le esperaban algunos días buenos, en el aire que había respirado en su infancia y que sentía suyo, lo mismo que el tono de la sangre.
Cosas ligeras, rincones tranquilos reverberaban en su imaginación. Hasta el punto de que el mal físico no conseguía turbarlo, era como un fondo molesto que se distanciara cada vez más de la realidad viva.
Sabía que más allá, en la otra habitación, cerca, respiraba su hijo. Le daba una sensación de seguridad, nueva y apacible. Nunca había sentido la necesidad de que nadie fuera su sostén, pero ahora un misterioso temor, que había anidado en el fondo oscuro de su ser, lo llevaba a mirar en torno a él, como buscando una criatura que le infundiera valor. Su hijo. Tenían poco que decirse, pero que sencillo era sentirse unidos.

17/5/11

Judit Polgár


La historia de la familia Polgár es digna de una película. László Polgár experimentó su propio método educativo, basado en el supuesto de que “los genios se hacen, no nacen”, con sus tres hijas Zsuzsa, Zsófia y Judit. Antes de casarse escribió un libro titulado Criar genios, en el que pedía una esposa dispuesta a llevar a cabo su idea. A la petición acudió Klara, una maestra de escuela con quien se casó y se trasladó a Hungría. El matrimonio educó en su propio hogar a sus tres hijas, centrándose principalmente en el ajedrez y obviando la educación formal, consiguiendo que las tres niñas se convirtieran, desde muy jóvenes, en formidables jugadoras del juego ciencia.

Zsuzsa y Judit alcanzaron el título de Gran Maestro Internacional y Zsófia, el de Maestro Internacional. Empero, el mayor éxito fue para Judit, quien es considerada la mejor jugadora de la historia. En noviembre de 2010 ocupaba la posición número 49 del mundo según la lista de la FIDE (misma que incluye hombres y mujeres) con una puntuación ELO de 2,686. Es la única mujer entre los 100 mejores de dicha lista y la única que ha conseguido estar entre los mejores 10 (lo logró en la lista de enero de 1996).

Dentro del historial competivo de Judit destacan su victoria en el Campeonato de Hungría de 1991; triunfos en los torneos de Hastings (1992-1993) y en Madrid (1994), derrotando a jugadores como Gata Kamsky, Shírov o Valeri Sálov. También se alzó con la victoria en el torneo de Stornoway, en el año de 1995. El mejor momento de su carrera incluye una victoria sobre Gary Kasparov, quizás el mejor jugador de todas las épocas (adjunto un enlace a la partida: http://bit.ly/5vTeu).

La foto que presento se la tomé a Judit dedicando un libro en su reciente visita a México, con motivo del Festival de Ajedrez de la UNAM en 2010. En sus palabras: El ajedrez es una forma de hacer arte. Hacer los movimientos correctos es similar a un artista que crea una obra maestra, se trata de la estética, el cálculo y la intuición. Me produce una gran alegría la creación de bellas partidas y la esperanza de inspirar a todos los entusiastas de este juego de reyes.

16/5/11

"No habrá paz nunca". W. H. Auden


Aunque el claro buen tiempo
sonría en las orillas de tu aprecio
y vuelvan sus colores, te cambió la tormenta:
no olvidarás la oscuridad
que enturbió tu esperanza, el vendaval
que anunció tu caída.

Debes vivir con lo que sabes.
Hay otros más allá, fuera de ti,
en ausencias sin luna que tú ignoras
pero saben de ti sin duda alguna:
quién sabe de qué son y de qué género,
pero tú no les gustas.

¿Qué les has hecho?
¿Nada? Nada no es una respuesta:
llegarás a creer, cómo no hacerlo,
que lo has hecho, que algo les has hecho;
llegarás a desear hacerles gracia
y a querer su amistad.

No habrá paz nunca.
Pelea pues con todo tu coraje,
todas las sucias tretas que conozcas,
y tenlo bien en mente:
tanto les da la causa que tuvieran,
pues odian solo por odiar.



(Versión de Aurelio Asiain.
Gracias a RockStroke por compartirlo)

Una mirada a "La libertad guiando al pueblo" de Delacroix


Hay obras maestras del arte que son reproducidas en tantas ocasiones que las terminamos viendo sin observarlas. En este proceso olvidamos todo sobre la pieza, si es que alguna vez supimos algo, y solo nos quedamos con el icono, símbolo de la cultura masificada que padecemos. En este caso se halla la pintura motivo de estas líneas, que por lo menos buscan evitar que se difumine de mi memoria.
La libertad guiando al pueblo (1830) es una pintura que siempre me ha impactado, obra del artistafrancés Ferdinand-Victor-Eugène Delacroix, un gran exponente del romanticismo del siglo XIX y cuya influencia se extendió hasta los mismos impresionistas. Delacroix tuvo una formación neoclásica, aunque con visos del legado de Rubens, Veronés y Géricault.
También conocida como La barricada, La libertad guiando al pueblo es quizá la más conocida e influyente obra de Delacroix, y representa una glorificación semialegórica de la idea de la libertad; es una pintura que desde sus colores ya transmite tristeza, batalla, dureza. Al reflexionar en cada personaje ahí plasmado, reafirmo que en todo tiempo la lucha por los ideales no ha tenido color ni precio: no importan las maneras, dentro del código ético personal, ni con quién llegues a lograrlos, lo trascendente es intentar y llegar a ellos.
Quizás este cuadro se ha vuelto tan popular porque el ser humano necesita de divisas que transmitan pertenencia al grupo que apunta hacia el mismo lado, que lo hagan identificar a los que están en busca de los mismos arquetipos y que lo impulse a no bajar la guardia.

A Delacroix esta pintura le valió recibir la Legión de Honor, ya que confirmó la clara división entre la época romántica, misma que resaltaba la importancia del color y el espíritu, y el estilo concurrente, el cual hacía más hincapié en la importancia del dibujo y en el distanciamiento respecto al tema.

Como expresé, había visto en innumerables fotografías a La libertad guiando al pueblo, pero la primera vez que la contemplé en el Museo de Louvre de París francamente quedé conmovido. Nunca una representación de la idea será igual a la idea en sí. La gran carga emotiva de la paleta de Delacroix me sobrecogió, haciendo que pasara un largo rato admirándola, logrando abstraerme totalmente de mi entorno, lo que solo lo verdaderamente grande lo logra. No tenía que ser de otra manera, ya que el maestro francés tenía razón, es la libertad personificada.