5/6/11

"Cuando uno está dispuesto a escuchar, las piedras hablan; eso es lo que uno aprende de los amigos". Arnaldo Coen


Arnaldo Coen, artista plástico miembro de la generación de La Ruptura, hijo del inolvidable lingüista, poeta y gran constructor de palíndromos don Arrigo Coen, nació el día 10 de junio de 1940 en el Distrito Federal. Entre 1959 y 1960 trabajó en el taller de Laurence Calgagno y comenzó a experimentar en el “expresionismo abstracto”; sin embargo, en su primera exposición individual en 1963, presentó “expresionismo figurativo” y a partir de 1964 incursionó en el “expresionismo fantástico". En su desarrollo artístico comenzó a trabajar con pinturas objeto y con escultura, utilizando como tema principal el torso femenino con diferentes tratamientos. De 1977 a 1978 vivió en Tanzania para la realización del Proyecto del Diseño Urbano de su nueva capital. Además de la pintura, ha realizado enviroments, escenografías y vestuarios para obras de teatro y danza. Ha expuesto en diferentes ciudades de Europa, Estados Unidos, Latinoamérica, India y Japón. En México, existe obra suya en la Sala Nacional del Palacio de Bellas Artes y en el Museo de Arte Moderno, entre otros. Por sus aportaciones a la cultura en la historia de la plástica mexicana, desde 2010 es miembro de número en la sección de pintura en la Academia de las Artes. Octavio Paz expresó de él lo siguiente:

"En la obra de Arnaldo Coen no reina el vegetal irregular, como en Baudelaire; sino la geometría: cubos, esferas, conos, sombras, poliedros... No un paraíso natural, sino geométrico. Pero un paraíso invadido como por una liana funesta por el deseo. La mujer y su tropa de monstruos encantadores y terribles".

Asimismo, Salvador Elizondo apuntó lo siguiente:

"El silencio es la forma más audible, propiedad exclusiva del ojo, tus cuadros parecen haber sido hechos para ser vistos, nada más: no para ser comentados".



Además de cariño, le tengo gran admiración al Maestro, por su enorme cultura y porque es y sabe ser amigo. Me lo ha demostrado en multiples ocasiones. En sus palabras:

"... trato de rescatar mi capacidad para dejarme sorprender. No me gusta pensar qué hacer, porque me limito. Me dejo llevar por las cosas, estoy abierto a percibir todo aquello que es intangible, invisible. Cuando uno está dispuesto a escuchar, las piedras hablan; eso es lo que uno aprende de los amigos ... una obra sólo vale la pena si es completada por el espectador. No creo que la gente deba acercarse a una obra con el conocimiento previo de un tercero ... el alma tiene prestado un cuerpo mutable. Nosotros somos tan egocéntricos que pensamos que el cuerpo tiene alma, es al revés. Comprender esto es algo importante ... Si una obra regresa, implica querer cambiarla. Una vez me encontré con un huichol y le dije que en su obra había un error; me contestó que no, que solo Dios es perfecto. Cuando me vuelvo a topar con una obra mía, no puedo más que estarme criticando, soy mi peor crítico. Con el tiempo cada vez me cuestiono menos. He llegado a pensar en tomar una obra y cambiarla por completo".

1 comentario:

  1. La forma en que las personas admiramos las cosas es muy personal todos tenemos puntos de vista distintos y la imaginación es tan grande que nos puede llevar a mundos distintos.

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