21/8/11

Tira lodo que algo quedará


Hoy la moda es opinar. Todos sabemos de todo y de todos, aunque en realidad, ignoremos todo. Y en ese afán de ser escuchado, no nos detenemos a pensar si con nuestras palabras podemos destruir el honor, la reputación, el buen nombre o la consideración que sobre un tercero guardan los demás.

México, al igual que muchos países de habla hispana, sufrió durante el siglo pasado regímenes dictatoriales, en donde la disidencia era marginal y de una u otra forma reprimida. Los medios de comunicación parecían agencias de noticias gubernamentales que solo difundían los "logros" del jefe en turno y denostaban al opositor. La censura era el pan nuestro de cada día.

La transición de la que fuimos testigos en el año 2000, entre tantas esperanzas, nos abrió la puerta a la libre circulación de las ideas, al debate y a la crítica, elementos necesarios en una democracia participativa que escucha e incluye.

No obstante, esta amplia libertad de expresión no se ha usado con la responsabilidad que corresponde.  Hoy vemos a empresas concesionarias de televisión, en franca violación a la ley de la materia, apoyar a candidatos; a programas donde la procacidad, el insulto y el morbo es la renta; a informadores que juzgan procesos penales en los medios, arruinando para siempre la presunción de inocencia a la que tenemos derecho; a publicidad chatarra, nociva para la salud e incluso, franca pornografía. Pero lo más grave es que quien resulte afectado por algún aserto no tiene el más mínimo derecho de réplica o de defensa que le permita ser resarcido del daño causado: "tira lodo que algo quedará", reza el dicho.

Han existido diversos intentos de evitar este abuso; todos han fracasado por las diversas campañas de los dueños del cuarto poder y bajo la falacia de una "ética personal" para autorregularse. La única legislación vigente en la materia data de 1917, es decir, desde hace casi un siglo, cuando los únicos medios de información eran los periódicos y las gacetillas, y el índice de analfabetismo en el país era muy alto. Así, la Ley de Imprenta, quizás uno de los ordenamientos federales más antiguos aún vigentes junto con el Código de Comercio, ha quedado totalmente rebasada ante los adelantos tecnológicos en la materia.

Además, a través de las redes sociales, la pesadilla para quien sufre una calumnia puede ser mayor. Cuando un locutor de televisión difama, con todas las ofertas que hoy tenemos y con la poca o nula credibilidad que el sujeto tenga, los que saben leer la nota lo contextualizarán. Pero ¿qué hacer cuando miles y miles de voces difunden un rumor, sin que les conste, amparados en el anonimato que les proporciona una computadora? ¿Cómo reparar el daño causado si se demuestra que el dicho es falso? Casos muy conocidos me vienen a la mente, lo cual me aterroriza, ya que si antes no teníamos derecho de defensa contra el personaje que frente a una cámara, un micrófono o una pluma nos imputaba un hecho falso y deleznable, ¿qué hacer ante la mentira y el insulto que en un segundo se puede propagar en la red?

En 1883, el escritor francés Guy de Maupassant, en una colaboración para el periódico Gil Blas, hace esta referencia:

"Hace poco, mientras leía una novela reciente me planteé esta pregunta difícil de responder: ¿Hasta dónde llega el derecho del novelista a saltar por encima del muro de la vida privada y captar en la esencia del vecino, los detalles escabrosos que necesita para su novela?...

"La ley, siempre fácil de esquivar, prohíbe la maledicencia y la castiga

"En general, los novelistas defienden con razón su derecho a servirse de todo espectáculo humano que pase ante sus ojos…

"¿El hombre de letras tiene o no derecho, el derecho moral, a hacer eso?

"La vida humana, toda la vida que pasa ante nuestros ojos, nos pertenece como novelistas, pero no como moralistas. Me explico. Creo que en ningún caso tenemos derecho a designar a alguien, incluso si utilizamos un hecho que, por su propia existencia, es interesante para nuestro arte. Toda persona tiene derecho de ser respetada

"El novelista no es un moralista. Su misión no es la de corregir o modificar las costumbres. Su papel se limita a observar y escribir, según su modo de ver las cosas, según los límites de su talento. Apuntar hacia alguien es un acto deshonesto, primero como artista y, después, como hombre... 

"En ciertos casos, el público se indigna con facilidad y, en otros, revela una curiosidad tan estúpida como malsana… adora el escándalo cuando no sospecha que no le puede tocar a él, pero se indigna cuando cree que un día le puede llegar su turno...".

Para variar, en México este tema no es prioritario. Inglaterra, por ejemplo, donde hay una prensa feroz, goza de una legislación eficiente, misma que puede llevar a un intocable Rupert Murdoch al borde del colapso, como consecuencia de sus despreciables actos.

Al tener la suerte de convivir con gente "famosa", he notado que se cuidan, al estar en público, a niveles extremos. Todo ello propiciado por los medios que pagan importantes cantidades al caníbal que logre la foto comprometedora, la que vende. Recuerdo el caso de un futbolista fotografiado y exhibido en un centro nocturno, hecho que hasta el matrimonio casi le cuesta, sin que se supiera el nombre del indigno sujeto que lo cazó, lo que hacía a esas horas en ese lugar y cuánto dinero le pagó la revista que difundió la exclusiva.

En diversos países europeos, en particular Francia y España, se ha pretendido regular el uso responsable del Internet, aunque encaminado a terminar con la piratería y con resultados magros hasta el momento. Mientras el derecho todavía tiene mucho que aprender sobre la autopista de la información, solo nos queda apelar a la ética y a la responsabilidad. No hay más.

14 comentarios:

  1. Esto es el resultado. A falta de la deontología profesional periodística. Es un orden normativo que afecta a la actividad periodística ya que está formado por un conjunto de normas que, en determinadas circunstancias, se sienten como obligatorias. Ya que a veces no es loable ya que la labor de estos seudo periodistas es más atacar y buscar lo malo de todas las personas.

    También desarrollan esta función reguladora, entre otros, el derecho y la moral. Concretamente, podría decirse que es el conjunto de normas específicas de la profesión que regulan la conciencia profesional de un informador. Están basadas en dos principios básicos: la responsabilidad social y la veracidad informativa.

    Recordando que todo esto es consecuencia de la educación y el respeto hacia la vida personal y el afán de tratar de afectar a los demás a cambio de dinero o fama, en vez de darse a conocer por su desempeño bueno e integro en su trabajo, y lamentablemente en la sociedad en la que vivimos lo que más vende en todos los medios es el escándalo o bien dicho el amarillismo.

    Yo creo que todos deberíamos de reflexionar en que pasaría si esas publicaciones o escándalos fueran hacia nuestra persona yo creo que la libre expresión la confundimos.

    Un periodista debe ser un hombre abierto a otros hombres, a otras razones y a otras culturas, tolerante y humanitario. No debería haber sitio en los medios para las personas que los utilizan para sembrar el odio y la hostilidad y para hacer propaganda. El problema de esta profesión es más bien ético.

    ResponderEliminar
  2. El derecho a la libre expresión es una de las garantías individuales de mayor controversia ya que hay quienes en el afán de defender sus derechos se exceden en el alcance de los mismos, como es el caso. Todo tiene un límite, incluso los derechos, situacíón que no es tomada en cuenta por muchas de las personas que se dedican a difamar a los demás.

    Porque es muy fácil ponerte a criticar a los demás, sin darnos cuenta que tal vez nos estemos viendo en el espejo.

    ResponderEliminar
  3. En verdad, los medios de comunicación pueden lograr hacer a cualquier persona un héroe o destruir toda una vida llena de triunfos, digamos que es el poder de los medios y que en nuestro país la mayoría creemos todo, sin cuestionar y sin tener un criterio.

    ResponderEliminar
  4. Hablar bien o mal de las personas es algo que hacen todos los seres humanos hoy en día desde un niño hasta una persona mayor, pero ello depende del tipo de formación que se le esta dando al pequeño y además que moral tienen los adultos pues difamar a otros no solo es tarea de los periodistas lo cual hacen por su trabajo lo cual no es motivo para afectar a los demás. Hoy en día las redes sociales son el medio idóneo para que todos nos enteremos de todo y comentemos cosas que en el momento no te das cuenta ha que grado puede denigrar la imagen de las personas afectándolas en su vida personal y profesional, en conclusión considero que este tipo de conductas depende de cada ser humano, de acuerdo a su ética, educación, formación académica, el tipo de personas con las que te relaciones esto es un todo que si ignoramos va directo a la destrucción de una persona sea famosa u ordinaria como cualquiera de nosotros. Y no por el hecho de que tengamos derecho a la libertad de expresión quiere decir que que vamos a sobrepasar los limites que la misma ley nos establece, que en este caso sería el no afectar a los demás.

    ResponderEliminar
  5. El tema del derecho a la libre expresión expresión y de imprenta, es un tema bastante delicado, efectivamente siempre encontramos puntos de vista distintos respecto al mismo tema incluso de la misma persona, dependiendo de los intereses personales.
    A veces este derecho debe ser respetado a como dé lugar y otras tratamos de reprimirlo; creo que a final de cuentas todo dependerá no de las leyes sino de principios.
    En mi opinión es malo, tanto la represión de las ideas como el forzar determinada ideología. Somos seres libres cuya unica limitación es el derecho de los demás.

    ResponderEliminar
  6. Las palabras son el poder mas grande que tiene el hombre, puede destruir o salvar por completo, lo dificil es racionalizarlas antes de hablarlas.

    ResponderEliminar
  7. Desafortunadamente se le ha dado tanta libertad e importancia a la critica que ha sido imposible poder detenerla, pero se puede ir detenerla poco a poco con cierto restricción hacia la gente que se dedica a esto.

    En cierta forma esta limitación ayudaría a que las criticas se vuelvan cada día más interesantes para el lector.

    ResponderEliminar
  8. Creo que la libertad de expresión deber coexistir con la mesura y la prudencia, tratando de no agredir sino de realizar una sana crítica.

    ResponderEliminar
  9. Los medios y la información la materia prima de la generación de la riqueza en el siglo XXI, considero pues que los profesionales de la comunicación hacen bien su trabajo, pues comunican. El área de oportunidad esta en los que integran una pseudo investigación de cualquier tema, integrándola con fuentes de “lavadero”.
    Lo que no estaría de más sería, legislar que la presentación de la información en los medios fuera presentada y anunciada en cuatro categorías: Opiniones y puntos de vista, datos no comprobados, información testimonial de hechos no oficial e información de hechos comprobada o amparada en documentación oficial. Es decir, y más claramente, en críticas, chismes o especulaciones, acusaciones y en verdadera información.
    Además los medios deberián estar obligados a comunicar, en el mismo grado cuantitativo y cualitativo, sus errores, omisiones y réplicas.

    ResponderEliminar
  10. Probablemente esa falta de responsabilidad al ejercitar el derecho a expresarse ha motivado iniciativas absurdas para limitar las publicaciones en especial por Internet.

    ResponderEliminar
  11. Desafortunadamante vivimos en un país en donde la libertad de expresión se encuentra en un punto crítico, ya que va más allá de lo que realmente sucede y lo que se transmite, es decir, traspasa los foros a donde llega la información, pero lo anterior en sentido negativo, generando violencia e inseguridad para los que la difunden.

    ResponderEliminar
  12. Hoy en día los medios se encargan de manipular la informacion que tienen a la mano, para apoyar sus ideales e intereses y con el impacto que tienen con el público puede ser muy grave.

    ResponderEliminar
  13. Debemos recordar que las ideas que exteriorizamos pueden hacer bien o dañar, si es la primera sera lo mejor pero en el caso de la segunda vale la pena recapacitar y meditar en los alcances que estas pueden legar a tener.

    ResponderEliminar
  14. El tener libre expresión en la actualidad ya no es tan beneficiable, ya que los medios manipulan a la gente a su conveniencia para que crean lo que ellos quieren, la mayoría de lo que publican los medios es amarillismo!!

    ResponderEliminar

Me gustaría saber tu opinión