14/8/11

"La felicidad de desear, que es amor, es más que el deseo de la felicidad, que es esperanza". André Comte-Sponville


¿Qué deseamos nosotros? El placer, la alegría, la felicidad. Las tres cosas van unidas, o mejor: ninguna es nada sin las demás. ¿Ser feliz? Es disfrutar y regocijarse, y que dure, dure, dure... ¿Y cómo es que resulta tan difícil? Es lo que debemos comprender para que no sea del todo imposible.

¿Qué es el deseo? Podemos imaginarlo de dos maneras distintas: como carencia o como fuerza. De ahí dos filosofías opuestas, entre las cuales no dejamos de oscilar. Ambas son verdaderas. La ambivalencia es lo propio del hombre.

Primero, pues, la carencia. Es el deseo según Platón. Es el deseo según Sartre. Es el deseo según cualquiera: el deseo ávido, voraz, devorador. ¿Qué deseamos? Aquello que no tenemos. Aquello que nos falta. “El hombre es fundamentalmente deseo de ser”, escribe Sartre en El ser y la nada, y “el deseo es carencia”. Es lo que nos condena a la nada: el hombre es el único ser que se define como “carencia de ser”.

El único ser que carece de sí mismo y de todo. Es el deseo mismo. Es el hombre mismo. Solamente deseamos, decía Platón, “lo que no es actual ni presente”. Y dando en el clavo: “Lo que no tenemos, lo que no somos, aquello de lo que carecemos, he aquí los objetos del deseo y del amor”. Ésa es la experiencia de todos. ¿Cómo no desear lo que nos falta? ¿Cómo desear lo que no nos falta? Y ésta es la desgracia de todos, o al menos lo que no separa de la felicidad dentro del propio movimiento que la persigue.

¿Qué es, de hecho, ser feliz? Es tener lo que deseamos. Pero si el deseo es carencia, yo solo deseo, por definición, lo que no tengo. ¿Cómo podría ser feliz? ¿Cómo podría tener lo que deseo, puesto que solo lo deseo en tanto que me falta, en tanto que no lo tengo? “¡Qué feliz sería si tuviera trabajo!”, se dice el parado. Y aquel que lo tiene: “¡Qué feliz sería si ganara la lotería, si pudiera dejar de trabajar!”. La falta de trabajo es una desgracia. Pero cuando el trabajo ya no falta, ¿quién no desea el descanso, las vacaciones, la libertad? Todos deseamos lo que no tenemos, a eso lo llamamos el deseo. Por ello deseamos la felicidad y por ello huye de nosotros. Woody Allen dijo lo esencial en una frase: “¡Qué feliz sería si fuera feliz!”. ¿Cómo podría serlo, puesto que espera llegar a ser feliz?

Si el deseo es carencia, y en la medida en que es carencia, la felicidad ha fallado. No por el hecho de que ninguno de nuestros deseos no haya sido nunca satisfecho queda abolido como deseo: el hambre desaparece con la saciedad, igual que el deseo sexual con el orgasmo. “El placer escribe Sartre es la muerte y el fracaso del deseo”. ¿Filosofía masculina? Puede ser. Pero finalmente la bulimia, alimentaria o sexual, tampoco es una solución.

Cuando deseamos lo que no tenemos, sufrimos por esa carencia; y en cuanto tenemos algo ya no lo deseamos, y nos aburrimos. Aquí pasamos de Platón a Schopenhauer. O de Proust a Proust. Albertina presente, Albertina desaparecida… Cuando ella no está aquí, él sufre de una manera atroz: está dispuesto a todo para que ella regrese. Cuando ella está aquí, él se aburre: está dispuesto a todo para que se vaya o para reemplazarla por otra". Esto es verdad en todos los campos. ¿Quién no desea preferentemente el dinero que no tiene, la casa que no tiene, el hombre o la mujer que no tiene? ¿El amor es una excepción? Tal vez, cuando es feliz o mientras lo es. Pero ¿quién no ve que la carencia es la regla? “Mientras permanece alejado el objeto de nuestros deseos escribía ya Lucrecia nos parece superior a todo lo demás; una vez nuestro, deseamos otra cosa, y la misma sed de la vida nos tiene siempre en vilo". Y Schopenhauer: “De esta manera toda nuestra vida oscila, como un péndulo, de derecha a izquierda, del sufrimiento al aburrimiento”. Sufrimiento por no tener lo que deseamos, aburrimiento por tener lo que ya no deseamos más… ¡Qué fácil es el amor! ¡Qué difícil es la pareja!

Estos análisis, que aquí apenas puedo esbozar, tienen su parte de verdad. Si solo hubiera esto, sin embargo, toda felicidad sería imposible, y el suicidio, sin duda, la mejor solución… Si vivimos, si insistimos en vivir, es que debe haber algo más. ¿Qué? El placer. La alegría. La felicidad, a veces. Pero, ¿cuándo hay placer?, ¿cuándo hay alegría?, ¿cuándo hay felicidad? Cuando deseamos lo que tenemos, lo que hacemos, lo que es, lo que no nos falta… Hay placer, alegría, felicidad, cada vez que Platón se equivoca, y si esto no es suficiente para refutar el platonismo (¿por qué el placer tendría que tener razón?), es en cualquier caso una poderosa razón para no ser platónico.

Entre el sufrimiento del hambre y el aburrimiento de la saciedad, ¿qué tenemos? El placer de comer. ¿Y entre la frustración y el post coïtum triste, qué? El placer del orgasmo, el placer del deseo, que es más duradero, el placer, entre amantes, del dar y del recibir, del dar y del abandonar, de lo obscuro y de la alegría, de lo obsceno y del amor… Todas las parejas saben esto, cuando son felices. Hacer el amor, cuando se aman, no es desear el orgasmo ni no sé qué fusión imposible, que nos hiciera falta. Es desear a aquel o a aquella que no falta, que está aquí, que se entrega, que se abandona, ¡y por ello es tan bueno, tan dulce y tan fuerte! Ya no es el vacío devorador del otro; es la plenitud colmante y colmada de su existencia, de su presencia, de su goce, de su amor… ¿Qué deseamos? Que el otro sea, y que esté aquí, y que se entregue o nos tome… Es exactamente lo que ocurre: ¿cómo no deberíamos estar colmados? ¿Después del coito, qué? La gratitud, la dulzura, la felicidad de amar y de ser amado.

Ya no se trata del deseo según Platón o Sartre; es el deseo según Epicuro, Spinoza o Nietzsche. Tampoco la nada, sino el ser. Tampoco la carencia, sino la fuerza. Tampoco la pasión, sino el acto. Tampoco el amor que soñamos, sino el que hacemos. Sabiduría del cuerpo. Sabiduría del deseo: ¡capacidad de gozar, y goce en potencia!

Desear el alimento que no tenemos es tener hambre, y es un sufrimiento. Desear el alimento que tenemos, el que no falta, es comer con buen apetito: es un acto, y es un placer.

Desear al hombre o a la mujer que no tenemos es una frustración o una pena. Desear a aquel o a aquella que tenemos (o más bien que está aquí: lo o la tenemos solo porque él o ella se entrega), es una alegría y es una felicidad.

Debemos desear lo que nos falta, y sufrir. O bien desear lo que existe, y disfrutar de ello. Este sufrimiento es amor. Esta alegría es amor. Pero son dos amores distintos: el amor según Platón (la pasión, la carencia: eros), el amor según Spinoza (la acción, la alegría: philia). No nos apresuremos demasiado en elegir uno u otro. Ambos deben ser vividos, y a veces simultáneamente. Ambos nos iluminan. Pero uno acerca de la nada que nos retiene. El otro acerca de lo real a lo que estamos sujetos. Por ello no hay amor dichoso, mientras amemos solamente aquello que nos falta, ni dicha sin amor cuando disfrutamos de lo que existe.

¿Qué es lo que debemos comprender? Que lo real no falta nunca. Por ello la felicidad de desear, que es amor, vale más que el deseo de la felicidad, que solo es esperanza.

13 comentarios:

  1. Para ser felices deberiamos de aplicar lo siguiente:
    *ser impecable en tus palabras.
    *nunca tomarnos nada personal.
    *siempre dar lo mejor de nosotros.
    *nunca hacernos suposiciones.

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  2. mira claro que es bueno desear la felicidad de otros, ya que es mejor estar lleno de buena vibra y transmitirla para los demas las cosas buenas se regresan y las malas todavia mas asi que todos somos seres unicos inigualables y alomejor deseas algo que no somos o tenemos pero hay que reflexionar que a lo mejor uno tiene lo que otros no....y disfrutar gozando lo que tenemos.

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  3. El deseo es algo que no debemos perder, porque cuando deseamos algo, luchamos para alcanzarlo, al lograrlo sentimos una satisfacción inmensa que nos da como resultado un momento feliz y la felicidad está llena de esos momentos.

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  4. La felicidad es algo que pueden llegar a tener todos los seres humanos, claro esta que no es para siempre pues el hombre vive un proceso por el cual es necesario pasar para llegar a la felicidad, primero esta triste, deseas porque careces, esto es necesario vivirlo para obtener la felicidad que desde mi punto de vista es momentánea, es por ello que en el momento en que la tienes debes disfrutarla al máximo, así como hay que valorar lo que se tiene y no estar pensando en lo que no se tiene cuando ni siquiera te percatas que puedes tener enfrente de ti algo grandioso pero el deseo o tu carencia te ciega e impide que disfrutes lo que la vida te esta dando, simplemente la vida te dará todo lo que desees en su momento correcto y cuando debes de tenerlo no antes no después pero para ello hay que tener paciencia una gran virtud del ser humano, entre ellas esta el amor un sentimiento que generalmente todos buscan pero que cuando menos se lo imaginan llega. Se preocupan tanto por encontrarlo que no se percatan que en ese momento la vida les esta dando otro tipo de oportunidades de las cuales también podrían gozar y sufren en esa carencia que talvez no es momento de satisfacerla. El ser humano por naturaleza es complicado no tiene las cosas las desea, las tiene ya no las quiere, quien nos entiende!

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  5. Para ser feliz hay que soñar y el que no sueña no tiene un objetivo claro por el cual vivir. Por eso, el soñar en uno de los conductos para llegar a ser felices, aunque el desear no sea el todo para llegar a ese top de la felicidad.

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  6. La felicidad tiene un parámetro que es el estar bien con uno mismo y el deseo de ciertas cosas es solo un medio para que esa felicidad sea mas placentera. El deseo no implica la carencia de la felicidad.

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  7. La felicidad, a mi parecer, es sólo un breve estado temporal resultado del anhelo satisfecho. Nuestros deseos delimitan las acciones que debemos tomar si queremos sentir felicidad. Es decir, la búsqueda de la felicidad es lo que nos hace felices.

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  8. La felicidad debe ser estar satisfecho con uno mismo, más allá de las cosas materiales o los placeres fugaces.

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  9. Definitivamente todos deseamos lo que no tenemos, yo creo que nunca dejaremos de desear ya que nunca tendremos todo lo que necesitamos. Ademas siempre estamos encadenados a nuestras decisiones, si deseamos trabajo, lo tenemos y queremos vacaciones. Así será siempre.

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  10. La felicidad es simplemente estar agusto y contento con lo que uno hace y tiene de su vida, es claro que siempre vamos a desear de mas, pero ser felices con lo ya poseido y con lo ya vivido es lo mas importante.

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  11. Yo opino que para ser feliz solo debemos de disfrutar hasta los mas pequeños momentos que nos hacen sonreír o sentir cualquier emoción ya que estas son las que nos hacen sentir vivos

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  12. La capacidad de soñar es lo que hace al ser humano alcanzar sus metas, cuando la perdemos estamos un poco meno vivos.

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  13. para ser feliz,hay que tener felicidad. creo que no .solo hay que vivir y el vivir implica sufrir , llorar, reir, odiar, amar, desear,


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