Decir que
la Feria Internacional del Libro de Guadalajara es la más importante de nuestra
lengua y la segunda en tamaño después de la de Frankfurt, Alemania, es algo que
los medios se han encargado de difundir reiteradamente los últimos días;y no
por razones estrictamente culturales. A pesar de los intentos por
desestabilizarla este año con el execrable mensaje que mandó el crimen
organizado tan sólo 48 horas antes de su inauguración, es un evento de enorme
repercusión mundial que se desarrolla ordenadamente, en un clima de
paz y armonía, tal como lo expresó claramente Mario Vargas Llosa.
El
ambiente de camaradería, respeto a la diversidad de ideas y opiniones que
campean en cada una de las conferencias celebrad a diario, sin perder el tan
necesario espíritu crítico-algo inédito en nuestro país- hacen de la Feria una
parada obligada para todos aquellos que gusten de los libros, el debate
inteligente, el intercambio de opiniones y, sobre todo, la posibilidad de
convivir con Premios Nobel, Cervantes, Booker o Pulitzer, como en ningún otro
lugar del mundo podría hacerse, como si fueran nuestros amigos, sin
atropellamientos, sin largas filas de gente que los busca para lo que sea y sin
pagar grandes cantidades por el derecho de admisión, lo que los hace
sentir, a ellos y a nosotros, relajados y como en casa.
Desde
1987 la FIL comenzó su aventura. En 1993 se adoptó la modalidad de
dedicarle este evento a un país, ciudad o región determinada, siendo
Colombia quien tuvo el honor de dar comienzo con esta tradición. Muchas
historias se han desarrollado en estos 25 años de la Feria, como la inesperada
visita de Salman Rushdie, que tan bien recuerda Juan Villoro; los abucheos a
Sari Bermúdez en su despedida del Conaculta, el debate con los herederos de
Juan Rulfo por el Premio que se otorga dentro de ella y, como olvidarlo, los
dislates de Peña Nieto en la presentación de un libro.
Mi anual
peregrinación a la FIL inició en el 2003 y no he dejado de estar presente hasta
la fecha. He podido conocer, saludar y charlar con OrhamPamuk, HertaMuller,
Jean-Marie Gustave Le Clézio, Mario Vargas Llosa, Toni Morrison y Gabriel
García Márquez, todos ellos ganadores del Premio Nobel de Literatura, para
empezar. De ahí para adelante, a quienes ustedes imaginen, ya que la Feria es
un evento tan importante que todo aquel que pretenda tener un nombre en la
literatura debe aparecer ahí.
Tres nombres
recuerdo particularmente. El primero, cuando me tocó convivir en el elevador
del hotel con Joaquín Sabina, quien portaba su inconfundible sombrero y estaba
un poco alegre; el segundo, una conferencia sobre fútbol con el entrañable
Roberto Fontanarrosa, unos meses antes de su fallecimiento y, el tercero, el
del juez español Baltasar Garzón, a quien conocí escuchando un buen mariachi en
Tlaquepaque.
Además
de revisar las últimas novedades editoriales y conocer a grandes
autores, la FIL es mucho más. Es pintura, como la exposición del gran Fernando
de Szyszlo en 2005. Es música y conciertos, como el citado Sabina, Los Fabulosos
Cadillacs o Valentín Elizalde en una de sus últimas presentaciones. Es fútbol,
si las siempre irregulares Chivas llegan a finales. Es buena mesa, dada la
riqueza que en la materia tiene la región. Es tequila e historia, al tomar una
de las dos líneas de ferrocarril de pasajeros que operan en todo México, para
conocer la ciudad cuna de esa denominación de origen. Es belleza, dada la
alegría y porte de la mujer jalisciense. Es todo y más, ya que Guadalajara es
una gran y pujante metrópoli, que hace buen maridaje con todo aquello que
representa el amor por la lectura y los buenos libros. En estos tiempos de
malas noticias, la FIL es un evento de tal envergadura que nos debe dar gusto
que sea México el país donde nació y donde se celebra.
A todo el
que no ha estado en la FIL le recomiendo que lo haga. Es imprescindible. Yo ya
tengo reservado mi lugar para diciembre de 2012, cuando Chile sea el país
invitado.
Si bien la FIL es un evento que debe de enorgullecernos por la importancia que representa, no debería de quedar sólo en eso. Hay que apropiarnos de ella visitándola, para permitir que toda esa cultura ya sea musical, de pintura y por supuesto de literatura cumpla su cometido: que la gente la conozca y la adopte como parte de su vida.
ResponderEliminarExcelente aportación de nuestro país, es una lastima que haya llamado mas la atención por el error de Peña Nieto mas que por lo que representa de fondo de esta feria.
ResponderEliminarLa formación de lectores es una preocupación constante, y durante veinticinco años de Celebrarse, es el mayor encuentro de la literatura en el mundo, se mantiene en búsqueda de estrategias que le permitan hacer un habito de la lectura, espero que de de el apoyo para continuar este trabajo, que requiere de un esfuerzo continuo.
ResponderEliminarEn esta feria surgió el proyecto "Padrinos de lectura", espero que pueda formar parte permanente de los programas y que la comunidad empresarial forme parte de este esfuerzo para hacer de la sociedad más justa y con más Conocimiento.
Ojala todos puedan tener acceso a la lectura, y cultivarnos un poquito…..
SARA BALDAZO
Es común que desde niño te enseñen y aprendas a leer, pero es menos común que te enseñen y aprendas a disfrutar la lectura, en mi opinión ese es el factor que determina al buen lector.
ResponderEliminarEl leer implica el disfrutar inmensamente tu lectura! el poderte meter, entender y sentir lo que te quiere dar a explicar el autor! Y el tener sed de leer mas y deseos por seguir leyendo y cultivandote mas y mas día a día!!
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