Con el
paso del tiempo me resisto, con mayor frecuencia, a acudir a una sala de cine.
Quizá por la idea de que las películas actuales privilegian la tecnología
por la calidad, porque los artistas se reciclan una y otra vez –odio a
Julia Roberts en su eterno papel de ella misma–, porque los libretos se calcan,
porque lo que ya vi es difícil de superar, porque todo está mal. En esencia,
porque me resisto a ser un personaje de José Saramago en su real y espeluznante
obra La Caverna, que deambula como autómata en un centro comercial.
Como toda
regla, las excepciones existen, y en este caso me pasó recientemente con la
última película del genial Woody Allen, la cual es la primera que filma en la
capital luz, y me refiero aMidnight in Paris (2011), filme que, a
pesar de toda la prosapia del neoyorkino, ha sido el más taquillero
en su país natal y ya le valió un Globo de Oro por el guión original.
Desde que
dejó de hacer filmes con la temática de la ciudad de Nueva York y se cobijó en
los ambientes culturales europeos, principalmente en Inglaterra, en España, y
ahora en Francia, Allen ha tenido, a mi gusto, un trabajo muy desigual. Salvo
la deliciosamente provocadora Match Point, no recuerdo nada digno de
mencionar, incluyendo la sobrevalorada Vicky Cristina Barcelona.
En su
primer filme en París, con un reparto sin el oropel de otras ocasiones, Allen
recupera mi confianza. En primer lugar, por la fotografía, que le hace un digno
homenaje a todos los sabores y colores que proyecta esta bella ciudad. En
segundo lugar, por la ambientación, que refleja fielmente una de mis épocas
preferidas de la historia, los años veinte y principios del treinta del siglo
pasado, en un lugar donde además de la riqueza local, convivieron genios de
diversas nacionalidades y donde la comunidad estadounidense, cobijados por
GertrudeStein como mecenas y Sylvia Beach como editora y difusora cultural,
crearon eso que ha dado en llamarse "la generación perdida"; por
desarrollarse fuera de los Estados Unidos, pero inserta en el panorama cultural
de la humanidad.
Esta película es una comedia romántica que gira en torno al
escritor bohemio Gil Pender (Owen Wilson), quien me dejó gratamente
sorprendido con su actuación, en un viaje junto con su prometida Inez
(Rachel McAdams) y la familia de ella a París, poco antes de la boda. Una
noche, mientras pasea por el Barrio Latino, empieza a soñar con los felices
años 20, con los que está obsesionado, y todo cambia: de repente, con las
campanadas de medianoche, un coche le invita a un paseo por la ciudad de
hace nueve décadas. Gil conoce a Francis Scott Fitzgerald, a Cole Porter,
a Ernest Hemingway, a Pablo Picasso, a ManRay, a GertrudeStein y a muchos
otros.
Para mí,
es la película más inspirada de Woody Allen en muchos años, ya que es una obra
bellísima, llena de infinitas delicias y plena de poesía. Un ataque devastador
contra la melancolía que destila romanticismo espontáneo bajo la lluvia
parisina. Es decir, una declaración de amor espléndida antes de
olvidar los lugares comunes y adentrarse en las esencias de cada
esquina y cada encuentro, de tiendas de discos viejos y bistrós, de amores y
celos que nacen en centros nocturnos que asoman a las calles del popular
barrio de los estudiantes. Imágenes y diálogos tocados de sentimiento
y de gracia, instantes de personajes realmente grandes que surgen cuando menos se espera algo de
ellos. Empero, Allen no se limitó a regalarnos una postal, sino que articula
un ataque devastador contra la nostalgia que ensalza cualquier pasado como
mejor, revocando ese ideal de los eternos soñadores y, quizá, perennes
perdedores.
Me encuentro escéptico ante este trabajo cinematográfico. La razón estriba en una analogía para poder explicarla: si quien redacta siente aversión hacia Julia Roberts por los papeles que ha hecho, a mí me pasa lo mismo con Owen Wilson y su larga lista de asquerosos filmes: desde "Zoolander" hasta "Marley y yo". Aunque él trabajo de cámara pueda ayudar a la película, "La ciudad luz" es una segura apuesta para cualquier cineasta.
ResponderEliminarUna película que muestra ciertamente los más bellos paisajes de la esa ciudad y cuando se le pone un toque de fantasía al hacer un retroceso en el tiempo y encontrarse en una época maravillosa, definitivamente se convierte en lo mejor que se pudo mostrar de una esta historia hablando del amor en la ciudad del amor.
ResponderEliminarNo eh tenido el gusto de ver esta película pero Woody Allen siempre se ah caracterizado por hacer grandiosas películas, las cuales siempre te dejan con un gran mensaje y con un buen sabor!!!
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