22/12/11

"Midnight in Paris"


                            

Con el paso del tiempo me resisto, con mayor frecuencia, a acudir a una sala de cine. Quizá por la idea de que las películas actuales privilegian la tecnología por la calidad, porque los artistas se reciclan una y otra vez –odio a Julia Roberts en su eterno papel de ella misma–, porque los libretos se calcan, porque lo que ya vi es difícil de superar, porque todo está mal. En esencia, porque me resisto a ser un personaje de José Saramago en su real y espeluznante obra La Caverna, que deambula como autómata en un centro comercial.

Como toda regla, las excepciones existen, y en este caso me pasó recientemente con la última película del genial Woody Allen, la cual es la primera que filma en la capital luz, y me refiero aMidnight in Paris (2011), filme que, a pesar de toda la prosapia del neoyorkino, ha sido el más taquillero en su país natal y ya le valió un Globo de Oro por el guión original.

Desde que dejó de hacer filmes con la temática de la ciudad de Nueva York y se cobijó en los ambientes culturales europeos, principalmente en Inglaterra, en España, y ahora en Francia, Allen ha tenido, a mi gusto, un trabajo muy desigual. Salvo la deliciosamente provocadora Match Point, no recuerdo nada digno de mencionar, incluyendo la sobrevalorada Vicky Cristina Barcelona.

En su primer filme en París, con un reparto sin el oropel de otras ocasiones, Allen recupera mi confianza. En primer lugar, por la fotografía, que le hace un digno homenaje a todos los sabores y colores que proyecta esta bella ciudad. En segundo lugar, por la ambientación, que refleja fielmente una de mis épocas preferidas de la historia, los años veinte y principios del treinta del siglo pasado, en un lugar donde además de la riqueza local, convivieron genios de diversas nacionalidades y donde la comunidad estadounidense, cobijados por GertrudeStein como mecenas y Sylvia Beach como editora y difusora cultural, crearon eso que ha dado en llamarse "la generación perdida"; por desarrollarse fuera de los Estados Unidos, pero inserta en el panorama cultural de la humanidad.

Esta película es una comedia romántica que gira en torno al escritor bohemio Gil Pender (Owen Wilson), quien me dejó gratamente sorprendido con su actuación, en un viaje junto con su prometida Inez (Rachel McAdams) y la familia de ella a París, poco antes de la boda. Una noche, mientras pasea por el Barrio Latino, empieza a soñar con los felices años 20, con los que está obsesionado, y todo cambia: de repente, con las campanadas de medianoche, un coche le invita a un paseo por la ciudad de hace nueve décadas. Gil conoce a Francis Scott Fitzgerald, a Cole Porter, a Ernest Hemingway, a Pablo Picasso, a ManRay, a GertrudeStein y a muchos otros.

Para mí, es la película más inspirada de Woody Allen en muchos años, ya que es una obra bellísima, llena de infinitas delicias y plena de poesía. Un ataque devastador contra la melancolía que destila romanticismo espontáneo bajo la lluvia parisina. Es decir, una declaración de amor espléndida antes de olvidar los lugares comunes y adentrarse en las esencias de cada esquina y cada encuentro, de tiendas de discos viejos y bistrós, de amores y celos que nacen en centros nocturnos que asoman a las calles del popular barrio de los estudiantes. Imágenes y diálogos tocados de sentimiento y de gracia, instantes de personajes realmente grandes que surgen cuando menos se espera algo de ellos. Empero, Allen no se limitó a regalarnos una postal, sino que articula un ataque devastador contra la nostalgia que ensalza cualquier pasado como mejor, revocando ese ideal de los eternos soñadores y, quizá, perennes perdedores.

Si ésta es la última gran película que hará Woody Allen en su ya larga carrera, es un digno colofón que lo reafirma como uno de los cineastas más importantes del mundo.

3 comentarios:

  1. Jacob Sánchez26/1/12 6:43 p. m.

    Me encuentro escéptico ante este trabajo cinematográfico. La razón estriba en una analogía para poder explicarla: si quien redacta siente aversión hacia Julia Roberts por los papeles que ha hecho, a mí me pasa lo mismo con Owen Wilson y su larga lista de asquerosos filmes: desde "Zoolander" hasta "Marley y yo". Aunque él trabajo de cámara pueda ayudar a la película, "La ciudad luz" es una segura apuesta para cualquier cineasta.

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  2. Una película que muestra ciertamente los más bellos paisajes de la esa ciudad y cuando se le pone un toque de fantasía al hacer un retroceso en el tiempo y encontrarse en una época maravillosa, definitivamente se convierte en lo mejor que se pudo mostrar de una esta historia hablando del amor en la ciudad del amor.

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  3. No eh tenido el gusto de ver esta película pero Woody Allen siempre se ah caracterizado por hacer grandiosas películas, las cuales siempre te dejan con un gran mensaje y con un buen sabor!!!

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