Además, si todos los hombres quisieran encontrar una explicación a la locura de sus actos, hace tiempo que no habría aventureros...
...Le había prometido a Loan regresar. No regresaría.
Sin confesárselo, Charles Stowe sabía perfectamente que las más hermosas promesas, aunque acaben convirtiéndose en polvo de recuerdo, no traspasan nunca el reloj de arena del tiempo...
...No le guardaba rencor a aquella mujer. Con el tiempo, aprendió a amarla y le pareció todavía más admirable. Una especie de certeza impregnaba su ser, infundiéndole serenidad. Tenía el convencimiento de que su amor crecería cada día hasta su muerte. Había sido tan breve la relación entre ambos que la llama no había llegado a consumirse. Loan le había ofrecido lo más hermoso: la magia de los primeros instantes.
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