Cada quien puede describir y elegir retrospectivamente la infancia que desee. Porque en esa época el tiempo no cuenta. Es una dimensión abierta en la que todo ocurre; los acontecimientos se desbordan como en cataratas. Se puede entretejer con ellos un rosario y otro y otro más, y aunque los resultados sean opuestos serán siempre coherentes. De cualquier modo todos sabemos que hay ciertos momentos que se grabaron para siempre y nos conformaron de tal o cual manera. Se trata nada menos que del descubrimiento y la posesión del mundo, y el niño, de cierta maligna manera, está conciente de ello. Sabe también que un día será como sus padres, sus abuelos, sus tíos; sabe que su única superioridad sobre ellos estriba en eso, en el hecho de aún ser niño, porque al serlo no comprende muchas cosas y eso no lo perturba, en cambio cuando sea mayor tendrá que tratar de comprenderlas y eso —intuye— va a producirle más de un grandísimo fastidio.
es la realidad ya que cada quien elige que es y su destino que toma
ResponderEliminarExcelente refleccion y nos deja mucho en que pensar.
ResponderEliminarAsí es Christian, esto nos sirve mucho a todos.
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