México es un país que nunca se anda por medias tintas. Nuestra trágica y kafkiana historia se encarga de corroborar este aserto. ¿No es increíble que estando en plena guerra contra los Estados Unidos, misma que nos costó la mitad de nuestro territorio, en la capital hubiera una lucha civil encabezada por los Polkos y azuzada por la iglesia, para remover del poder a Valentín Gómez Farías? ¿No es absurdo que Ignacio Zaragoza, en los preludios de la batalla de 5 de mayo de 1862, tuviera que reprimir a la población del estado de Puebla que manifestaba su franca simpatía por el invasor francés? ¿No es digno de Kafka el que si Porfirio Díaz hubiera cumplido su dicho a Creelman de permitir la alternancia en 1910 y le hubiera cedido el poder a Bernardo Reyes, no se hubiera desatado la guerra civil que desencadenó el autoritario partido único? ¿Y la educación socialista de Calles que generó la guerra cristera? ¿Y la cerrazón gubernamental ante elementales demandas que concluyó con la matanza de 2 de octubre de 1968? ¿Y la expropiación de los bancos mexicanos para luego enajenarlos a los extranjeros?
Todas esas ocurrencias y muchas más, han definido lo que nuestro país es hoy. El México de la promesa eterna, de la esperanza, del arriba y adelante, de la solución somos todos, de la renovación moral, del cambio, de la diferencia, pero nunca de las soluciones, de las definiciones, de los acuerdos, del concluir en definitiva un tema para pasar a otros. Ese México se avizora muy lejano, siempre para después.
Desde la famosa modificación electoral de 1977, promovida por Jesús Reyes Heroles, que a través de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales (LOPPE), le abrió el Congreso a la oposición, seguimos en busca de la definitiva reforma, que hace que el emitir un voto aquí cueste alrededor de 15 pesos por ciudadano, solo para mantener un costosísimo aparato burocrático, IFE, partidos, campañas y demás, que culmina con un proceso del cual todos desconfiamos y nos sentimos tristemente engañados.
México es el país de la eterna contienda electoral. No concluye una, cuando ya estamos pensando en la siguiente. Lo preocupante, además de que todo se detiene, es que el nivel de polarización cada vez es mayor, sin que la prudencia campee en algún lado. Nos hemos vuelto títeres de las élites que se disputan el poder, poniendo en riesgo nuestra unidad nacional.
¿No es indignante que los legisladores hayan dejado de laborar el treinta de abril, teniendo pendientes urgentes, negándose a convocar a un periodo extraordinario? Eso sí, sin trabajar, recibirán su sueldo integro hasta el primero de septiembre, cuando entren sus sustitutos. ¿No deberían ser decorosos y por lo menos reducir sus honorarios en los espacios de receso?
México es el país de las vacaciones gubernamentales institucionalizadas, con generosos puentes marcados en la ley, en los contratos colectivos, en las vacaciones del Poder Judicial, en los días económicos, en los años sabáticos, en los recesos, en los tiempos de reserva o en cualquier otro eufemismo que se les ocurra para justificar el no trabajar, todo a costa del erario público.
En este contexto, ocupamos el primer lugar de Latinoamérica en el espacio temporal que inicia con la elección presidencial y concluye con la toma de protesta del nuevo mandatario. Eso genera un gran vacío de autoridad, parálisis y la sospecha que nace del pretender dejar limpia la casa. Estos son los datos duros, señalando primero el país, la fecha de la toma de protesta y por último, el tiempo intermedio:
1.- México. 1º de diciembre. 5 meses
2.- Uruguay. 1º de marzo. 4 meses
3.- Panamá. 1º de septiembre. 4 meses
4.- Paraguay. Variable. Entre 90 y 120 días
5.- Costa Rica. 18 de mayo. 3 meses y 10 días
6.- Ecuador. 24 de mayo o 15 de enero. 3 meses
7.- Colombia. 7 de agosto. 3 meses
8.- Puerto Rico. 8 de mayo. 3 meses
9.- República Dominicana.16 de agosto. 3 meses
10.-Venezuela. 10 de enero. 3 meses
11.-Chile. Variable. 90 días
12.-Brasil. Variable. 90 días
13.-El Salvador. Variable. Entre 2 y 4 meses
14.-Perú.28 de junio. 2 meses y medio
15.-Guatemala. 14 de enero. 2 meses
16.-Honduras. 27 de enero. 2 meses
17.-Nicaragua. 10 de enero. 2 meses
18.-Argentina. Variable. 2 meses
19.-Bolivia. 22 de enero. 47 días
Cuando revisamos la reciente elección francesa, con dos proyectos políticos realmente diferentes, con una campaña dura, con el ejemplar debate, ese sí en serio, entre Sarkozy y Hollande, que culminó con un proceso cerrado, de casi tres puntos de diferencia, con la victoria del opositor Partido Socialista después de casi dos décadas fuera del poder, y el reconocimiento del Presidente el mismo día de su derrota, transmitiendo el poder tan solo nueve días después, sin protestas, aspavientos, marchas, cierres de avenidas, conteos voto por voto y demás linduras que nos sabemos de memoria, uno no puede dejar de pensar en qué somos diferentes, en qué momento de la evolución nos perdimos, por qué vemos tan lejos lo posible, lo cotidiano, lo normal. Definitivamente, Franz Kafka, hermano, tú eres mexicano.